Este 4 de junio se presentó la investigación «Estudio de percepción de impacto del tren de UPM en Sayago, Colón y Capurro desde una perspectiva feminista», realizada por Verónica Filardo, Sofía Vanoli, Carolina Conze y Jenny Segobia del Departamento de Sociología y financiada por la Asesoría de Género de la Intendencia de Montevideo.
El trabajo fue una iniciativa de las organizaciones de la sociedad civil Cotidiano Mujer y el colectivo ecofeminista Dafnias, presentada en el Consejo de Género de Montevideo en 2019. Desde estos colectivos se entendió que dimensiones como urbanismo, accesibilidad, tránsito y vida de las mujeres en los barrios son centrales en la elaboración de un plan de igualdad para el departamento. Por otra parte, según explicó Liliam Celiberti, de Cotidiano Mujer, la idea era que la investigación fuera un insumo a la hora de colocar una serie de temas feministas en la agenda de discusión de cara a las elecciones municipales previstas para mayo.
El proyecto de línea férrea Ferrocarril Central (conocido popularmente como Tren de UPM) unirá Paso de los Toros con el Puerto de Montevideo, a través de un trazado de 273 kilómetros. Recorrrerá cinco departamentos (Tacuarembó, Durazno, Florida, Canelones y Montevideo) y aproximadamente 23 localidades. Una vez habilitadas las vías, pasarán por ellas trenes de hasta 800 metros, con una velocidad máxima de 80 km/h, con al menos 20 frecuencias diarias (hasta un máximo de 50) los 365 días del año. Trasportará celulosa, ácido y otros químicos, con un uso preferencial de UPM las 24 horas del día, según el acuerdo firmado entre la empresa y el Estado uruguayo.
En la capital, el trayecto de la vía pasa por varios barrios, pero se seleccionaron para la investigación Sayago, Colón y Capurro por ser los «que se ven atravesados totalmente», dijo Sofía Vanoli. Explicó que Colón y Sayago, particularmente, quedan divididos en su totalidad de forma que de un lado quedan los centros educativos y la mayoría de los servicios, y del otro lado las áreas residenciales: «Deja ciertos sectores aislados de otros e implica cierto obstáculo al acceso a servicios y centros educativos, más teniendo en cuenta que [la vía] estará vallada por seguridad y ciertos trayectos se verán interrumpidos».
Vanoli agregó que el tren también parte al departamento «de una manera que no es equitativa desde el punto de vista socioeconómico: la situación es mucho más severa al oeste de la vía que al este».
Afectación de la vida cotidiana
El trabajo de las sociólogas se desarrolló en tres fases: la caracterización sociodemográfica de los barrios seleccionados, el relevamiento de las percepciones de las mujeres residentes en las tres zonas sobre el impacto que el tren de UPM traería para sus barrios y vidas cotidianas, y la reconstrucción de los recorridos cotidianos de las vecinas para ejemplificar esos impactos.
En cuanto a las percepciones de las mujeres, se pueden clasificar en seis dimensiones: calidad de vida, riesgos, consecuencias para el barrio, circulación, mercado de trabajo, obra y proceso de comunicación y consulta a vecinos.
En cuanto a posibles efectos en la calidad de vida, ninguna de las entrevistadas en los tres barrios vio aspectos positivos del proyecto, y sí surgieron varios riesgos como la falta de un plan de evacuación o de contingencia ante un posible accidente del tren. Sobre los efectos en el barrio y en la circulación, las entrevistadas destacaron aspectos negativos como las afectaciones por expropiaciones, la desvalorización de las propiedades que implica que tengan que dejar sus casas y su barrio: «todos los vecinos se van», dijo una de las mujeres. Algunos testimonios indicaron que a veces se expropian partes de los terrenos: «en el fondo de mi casa voy a tener un muro de contención para un tren que pasa con ácido sulfúrico», contó Vanoli que dijo una vecina. De las entrevistas surge además la percepción de que falta información sobre temas de circulación, sobre dónde van a estar los cruces de la vía, dónde van a aquedar las paradas de ómnibus, y cómo va a ser la accesibilidad para las personas con dificultades motrices. También surgió la preocupación por la afectación de los recorridos habituales para hacer mandados o acceder a los centros educativos o a los comercios y un posible colapso en el transito vehicular.
A su turno, Verónica Filardo señaló que hay un enorme malestar con los procedimientos que se establecieron para la concreción del tren. «Hay expresiones fuertes de dolor y decepción focalizados en el sistema político y en particular en el Frente Amplio (FA), tanto como partido como en la gestión de la Intendencia de Montevideo (IM)», subrayó.
Dijo además que la gente percibe riesgo de perdida de identidad barrial, patrimonial y de identidad ideológica: «Muchas de las entrevistadas más desilusionadas son históricas militantes del FA».
Por otra parte, del estudio también surge que existe una puesta en cuestión del proceso de participación impulsado por la Intendencia durante más de treinta años. Son justamente las vecinas más activas en el barrio y en ese proceso las que lo cuestionan más al encontrarse con un proyecto de estas características que se instala sin posibilidad de informarse correctamente.
Por último, Filardo reiteró que la vida cotidiana de las mujeres se va a ver afectada en tanto su movilidad y circulación, y el sentido atribuido al barrio. También identifican, como se dijo, consecuencias negativas sobre el mercado del suelo y el valor de las viviendas, riesgos a los que se exponen las casas desde el punto de vista ambiental y constructivo, y un aumento en la percepción de inseguridad.
En la presentación de este 4 de junio también participaron Cecilia Gordano de Cotidiano Mujer y Cecilia Ciocoletto, integrante del Equipo Punt 6, de Barcelona.