Representantes de los cinco departamentos académicos de facultad expusieron este 26 de junio en el seminario «Miradas desde la crisis. Aportes desde la FCS», en el marco del ciclo «Pensar la pandemia, repensar la sociedad». Hubo espacio para el intercambio y para responder preguntas formuladas por el público que siguió la trasmisión en vivo por el canal de Youtube institucional y a través de UniRadio 107.7 FM, la radio de la Universidad de la República.
Luego de la apertura a cargo de la moderadora Cecilia Etchebehere, coordinadora de la Unidad de Extensión de FCS, y la bienvenida realizada por la decana, Carmen Midaglia, Adela Claramunt, directora del Departamento de Trabajo Social, abrió la ronda de exposiciones, remarcando la necesidad de espacios de intercambio de este tipo y la preocupación de su Departamento por aportar en una coyuntura «tan difícil para la sociedad».
La docente retomó algunos de los planteos de la primera mesa del ciclo, apuntó a visibilizar algunas de las causas de la pandemia y por último puso sobre la mesa algunos «núcleos de preocupación o núcleos problemáticos».
Claramunt dijo que la crisis actual, no es una crisis nueva, sino que es una expresión agudizada de una crisis global del sistema capitalista que se expresa con «ribetes preocupantes».
Las raíces, a su entender, se hunden en los profundos procesos que vienen de la década de 1980. Explicó que varios autores vienen planteando que el «metabolismo del capital» en las últimas décadas afecta a todas las esferas de la vida, como al medio ambiente, la vida social, la economía la cultura y la subjetividad de las personas.
En cuanto al panorama local, opinó que la crisis asociada al coronavirus deja al descubierto y refuerza las desigualdades preexistentes en Uruguay. Mencionó temas como la informalidad laboral y los bajos salarios. «Unas 500 mil personas en nuestro país no superan o apenas superan los 20 mil pesos mensuales de salario», recordó. También puso sobre la mesa los problemas en el acceso a la vivienda.
Advirtió que la caída en los ingresos de los hogares llevaría a que unas 100 mil personas caigan en la pobreza, «lo cual podría amplificarse si se toma en cuenta el acceso a la educación, la cultura y a la vivienda», puntualizó.
La investigadora se mostró preocupada por los contratos a término y las tercerizaciones en el sector público, particularmente en el área social del Estado que afecta a profesionales egresados de FCS. Dijo que son más de 300 personas que se han quedado sin trabajo recientemente y que se desempeñaban en «múltiples programas sociales que venían siendo desarrollados desde años atrás».
Impactos a nivel macro y micro
Patricia Triunfo, docente del Departamento de Economía (Decon) e investigadora en temas de economía de la salud, coincidió con Boaventura De Sousa quien en el primer encuentro del ciclo afirmó que el siglo XXI «empieza» con esta pandemia, que marcará un punto de inflexión por las graves consecuencias que tendrá en lo social y lo económico. A su entender, algunas de las enseñanzas que se pueden sacar de la situación actual pasan por la revalorización de lo interdisciplinario; la integración de lo cuantitativo y lo cualitativo; y la revalorización de la evaluación de políticas públicas.
Pero Triunfo quiso centrarse en los «potenciales impactos de la crisis». Mencionó los múltiples flujos de ingresos que se han visto interrumpidos en la economía con efectos a nivel macro y micro. Vaticinó que habrá consecuencias en áreas tan diversas como la inserción internacional, el empleo, el déficit fiscal, la equidad, la pobreza, la educación, el medio ambiente y las instituciones.
En cuanto a los potenciales secuelas a nivel micro, enumeró consecuencias a nivel de salud, bienes públicos, arreglos familiares, violencia de género, personas en situación de calle, y hábitos saludables.
La docente enumeró además, algunas lineas de trabajo puestas en marcha por el Decon a partir de la llegada de la COVID-19 a Uruguay:
- Diseño e implementación de soluciones de rastreo de proximidad para la detección de contagios, que tiene como objetivo desarrollar un estudio profundo de las soluciones tecnológicas ya disponibles y sus implicancias en los derechos y libertades, para entender su aplicación y posible adaptación a la realidad socioeconómica y jurídica uruguaya.
- Estrategias de inserción internacional en el mundo posCOVID-19, que busca elaborar diagnósticos sobre la evolución de las estructuras de comercio e inversión extranjera directa mundiales para elaborar estrategias desde la subregión en la que estamos insertos.
- Encuesta sobre el uso del tiempo después de las medidas de confinamiento, tanto en el empleo remunerado, como en las tareas domésticas.
- Encuesta sobre el acceso a cuidados médicos durante la crisis sanitaria en Uruguay, que buscará detectar problemas de acceso a controles, tratamientos y cuidados médicos en embarazadas, niños y adultos.
- Evaluación del estado cognitivo del adulto mayor uruguayo y factores de riesgo.
Además, el Departamento de Economía, replanteó algunas lineas de investigación preexistentes, como por ejemplo una vinculada al estudio de los tratados de libre comercio, un proyecto sobre alimentación saludable seleccionado en 2019 por el Laboratorio de de Políticas Públicas de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y dos proyectos sobre el consumo irregular de energía eléctrica.
También Luis Bértola, docente de la Unidad Multidisciplinaria, abordó las consecuencias económicas de la situación sanitaria, no sin antes ver la situación actual desde una perspectiva histórica y repasar las «crisis actuales» por las que estamos atravesando.
Bértola dijo que si se mira en perspectiva, el coronavirus ha tenido un impacto menor, y puso como ejemplo la conquista de América, donde «la mitad de la población de las Américas murió [a causa de algún] virus» y la Gripe Española que mató al 3% población mundial, y al 5% de la Población Económicamente Activa. «La pandemia de hoy se ha llevado 500 mil vidas, si llegáramos a que las víctimas fueran 2,3 millones seria la centésima parte de las víctimas de la Gripe Española. […] Creo que dentro de un tiempo esta pandemia vamos a verla como una anécdota, en perspectiva histórica. Porque cuando uno lee los libros de historia hay poca referencias a la Gripe Española, porque tiene poco valor teórico», explicó.
A diferencia de lo expresado por varios expositores del ciclo de debate, para Bértola la aparición del coronavirus no es un resultado endógeno del sistema capitalista, aunque reconoció que algunas características de las sociedades pueden favorecer su propagación. Para él, la particularidad de la crisis sanitaria y económica que atravesamos es que se «solapa» con otras crisis. Una crisis ambiental «fenomenal»; una crisis productiva asociada a la desigualdad y la deslocalización productiva; y una crisis de hegemonía mundial, que produce un «momento de descoordinación».
Sobre el efecto económico, repasó las recientes estimaciones del Fondeo Monetario Internacional (FMI), que proyecta una caída de 4,9% del producto global y una recuperación de 5,4% en 2021. Dijo que las economías desarrolladas van a sufrir una baja importante en sus economías pero que China le va a seguir «comiendo» poder económico a Estados Unidos. Para América Latina el FMI espera una caída de 9,4% y un aumento de 3,7% el año que viene. Para Uruguay, por su parte, los últimos pronósticos dan un piso de caída de 4% y una recuperación equivalente el año que viene, explicó el investigador.
Por último, opinó que el escenario futuro para nuestro país es «complicado porque cuando salgamos de esta crisis vamos a volver a una normalidad bastante parecida a la anterior y nos vamos a encontrar con toda la otra crisis que es la más potente porque Uruguay venia en un proceso de estancamiento». Para Bértola, el mundo que nos espera tendrá más que ver con la crisis ambiental, con la forma de insertarnos en el marcado mundial y la forma en que podamos reconstruir un estado de bienestar, que con lo que pueda dejar la propagación del COVID-19.
Algunos temas para reflexionar
Laura Gioscia, directora del Departamento de Ciencia Política, enumeró algunas áreas de trabajo de su Departamento que pueden ser útiles para abordar la situación derivada de la propagación del coronavirus: historia política, instituciones políticas, estudios de ciudadanía, área de género, área de teoría política, relaciones internacionales, entre otras.
También destacó la importancia de las instituciones y bregó por ayudar a estudiantes y colegas a reflexionar sobre «aquello que hemos tomado como normal pero que se ha radicalizado a la interna de algunas familias a raíz del confinamiento», como, por ejemplo, la violencia doméstica.
La docente del Departamento de Sociología, Verónica Filardo, en tanto, reflexionó sobre la preponderancia de las ciencias básicas a la hora de crear espacios de asesoramiento en políticas públicas. «No hay un consejo asesor en políticas sociales cuando uno de los impactos más evidentes tiene que ver con lo social», lamentó, aunque lo atribuyó a «una cuestión de jerarquía al interior de la ciencia».
Para Filardo, una de las novedades que deja la situación sanitaria actual es la conexión entre un fenómeno global y el comportamiento individual, en el sentido de que las conductas «desviadas» de las personas pueden desencadenar una ola de contagios. «Nuestras conductas están estructuradas en la sospecha», sentenció.
Para la integrante del equipo de dirección del Departamento de Sociología, es necesaria una construcción de la salud, de qué es lo que se entiende por salud. En su opinión, además, muchas veces los problemas sociales «emergen en la medida que la vida esté en cuestión» y puso como ejemplo la situación de los adultos mayores en los residenciales o las personas en situación de calle.
Por último valoró la importancia del trabajo interdisciplinario y brego para que la coyuntura de cambio a varios niveles por la que atravesamos sea aprovechada para «reestructurar [la sociedad] en un sentido deseado».
Luego de la ronda de intercambio, la decana valoró las distintas visiones e hizo algunas puntualizaciones. A su entender faltan elementos de análisis para determinar la relación entre la fase actual del capitalismo y la crisis actual, al tiempo que coincidió con Bértola en que el evento que marca el inicio del siglo XXI fue la crisis del 2008. Además, opinó que se hace necesario revisar los proyectos de investigación en curso a la luz de los múltiples cambios a nivel internacional.