Durante 2022, la Facultad de Ciencias Sociales adaptó cerca de 300 textos educativos con el fin de hacerlos accesibles a usuarios con discapacidad visual. Ruth Santestevan, directora de Biblioteca, e Isabel Menéndez, jefa de la sección Procesos Técnicos, contaron cómo es el proceso y qué implica.
Con el fin de promover la inclusión educativa y de que los/as estudiantes ciegos o con baja visión puedan acceder a los materiales de estudio, la Biblioteca de Facultad lleva adelante un proceso que involucra a docentes, funcionario y estudiantes. El trabajo permite que los textos sean leídos por los software de lectura de pantalla, trasladando el texto a voz.
Los primeros textos se adaptaron en 2017 a raíz de las solicitudes del Espacio de Inclusión Educativa (EIE) y de la Unidad de Asesoramiento y Evaluación (UAE) con el fin de facilitar el tránsito educativo de estudiantes. Fue fundamental para apuntalar este proceso la entrada en vigor en Uruguay del Tratado de Marrakech, que habilitó algunas excepciones al derecho de autor que hicieron posible este tipo de iniciativas. Fue allí que se implementó el proyecto Biblioteca Digital y Accesible (BIDYA), un repositorio alojado en la plataforma Colibrí que en 2018 comenzó a incorporar obras relacionadas con la educación superior, en la modalidad a demanda, según lo que requieran los/as estudiantes en situación de discapacidad. En 2019 el Departamento de Documentación y Biblioteca de la FCS obtuvo el usuario y comenzó a disponibilizar los materiales en BIDYA.
El proceso de trabajo tiene diferentes etapas y tiene algunos detalles que facilitan o pueden retrasar la tarea que realiza Biblioteca. Cuando ingresa a estudiar una persona que requiere textos adaptados, el EIE se pone en contacto vía correo electrónico con todos los docentes de todas los cursos que va a realizar para solicitarles que le envíen a Biblioteca las bibliografías y todos los textos en archivos PDF en formato OCR (Optical Character Recognition). En 2021, se conversó con la Fotocopiadora del Cecso, que son generalmente quienes se encargan de escanear los libros, para que se cumplan una serie de parámetros, como que se incluya la portada, los números de página y que se busquen libros que no estén rayados para facilitar el trabajo.
Al hacer el escaneo el software de reconocimiento de texto saca de las páginas escaneadas el texto que contiene y lo transforma en cadenas de caracteres para guardarlos en un formato que se pueda utilizar en programas de edición de texto. Hay varios elementos que pueden hacer que no se reconozcan algunos caracteres, lo que puede cambiar el significado o hacer incomprensible un texto. Por ello, luego de recibir el documento en formato PDF, en Biblioteca lo pasan a Word donde empiezan a chequear el texto extraído. El trabajo consiste en revisar página por página para evitarlos y que el producto final llegue en óptimas condiciones. Los casos más comunes incluyen los libros rayados, o subrayados, las itálicas, las notas a pie y los números romanos. Además, hay que explicar los gráficos, las tablas y las imágenes, introduciendo una descripción para que el lector de pantalla las tome. «Describir un gráfico es lo más difícil porque muchas veces no tenemos el conocimiento o el lenguaje para hacerlo. Tenemos que recurrir al docente del curso», explicó Isabel. Por último, se realiza la escucha de todos los textos para verificar que no se haya olvidado nada.
Ruth Santestevan, directora del servicio, destacó la voluntad del equipo: «son gente de Préstamos, Hemeroteca y Procesos Técnicos que han asumido este trabajo». Aclaró que algunas de las personas que están en el mostrador de atención al público están con auriculares, y a pesar de que se pueda pensar que están escuchando música, en realidad están escuchando los materiales para chequear que esté todo correcto.
El trabajo abarca solamente la bibliografía obligatoria que puede cambiar año a año. Pero muchas veces las bibliografías no están ordenadas por unidad lo que dificulta ordenar los contenidos y priorizar el trabajo con los materiales que primero usará el estudiante en el semestre, y por ello se les pide a los docentes que señalen el contenido de cada unidad.
Un total de seis personas trabajan habitualmente en Biblioteca en todo el proceso, pero cuando hay mucho trabajo se suman dos personas más. La motivación central del equipo es que quienes se inscriben a Facultad tengan derecho a la educación. En lo que va de 2023 ya han adaptado 177 textos para un total de siete de estudiantes.