El 15 de diciembre se realizó en Facultad de Ciencias Sociales un encuentro de trabajo y diálogo entre el equipo universitario «Sociología de lo común: alimentación, economía y ambiente», ollas y merenderos populares, redes territoriales y la Coordinadora Popular y Solidaria. La actividad tuvo como objetivo principal socializar y discutir colectivamente los resultados del Tercer Relevamiento Nacional de Ollas y Merenderos Populares (2025), recientemente elaborado por el equipo del Departamento de Sociología.
El encuentro se inscribió en una línea de trabajo sostenida desde 2020 que articula investigación académica, extensión universitaria y producción de conocimiento situada junto a organizaciones comunitarias. En este marco, la presentación del relevamiento no se planteó únicamente como una devolución de resultados, sino como una instancia de intercambio crítico, validación colectiva y reflexión compartida sobre los procesos vividos por las ollas y merenderos en los últimos cinco años.
Durante la jornada, el equipo universitario presentó los principales hallazgos del relevamiento 2025, que da cuenta de la persistencia de 415 iniciativas activas en todo el país, luego del ciclo de expansión iniciado con la pandemia de COVID-19 en el que se relevaron casi 700 experiencias. Se destacó que, si bien se observa una reducción significativa en la cantidad de iniciativas, personas organizadoras y porciones semanales servidas respecto a 2020, las ollas y merenderos continúan funcionando como una infraestructura comunitaria capilar, con fuerte arraigo territorial y capacidad de reorganización frente a escenarios de retracción material y desgaste organizativo.
Uno de los ejes centrales del intercambio fue el carácter no coyuntural del fenómeno. Las organizaciones participantes subrayaron que los datos del relevamiento confirman lo que la experiencia cotidiana ya venía señalando: las ollas y merenderos no son solo una respuesta excepcional a la emergencia sanitaria, sino parte de una trama histórica de organización popular frente al hambre y la desigualdad. En este sentido, se valoró especialmente la identificación de experiencias que preceden al año 2020 y que continúan activas, así como la diversificación de actividades comunitarias que exceden la provisión de alimentos, incluyendo acciones recreativas, educativas, culturales y de acompañamiento social.
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