Facultad de Ciencias Sociales

El Centro de Recreación y Cuidados: «Un espacio que promueve la autonomía para el tiempo libre y la recreación» según su coordinadora, Bettina Nerguzian

La coordinadora del Centro de Recreación y Cuidados, Bettina Nerguzian habló con la Unidad de Comunicación y Publicaciones sobre el espacio que «promueve la autonomía para el tiempo libre y la recreación» destinado a hijos e hijas de estudiantes, docentes y funcionarios de la Facultad de Ciencias Sociales, institución que se compromete junto a la Cooperativa Homoludens a la «corresponsabilidad» según Nerguzian, «siendo parte y contribuyendo a los cuidados».

El Centro, sus requisitos y actividades presenciales

El Centro de cuidados, es un servicio que está dirigido a hijos e hijas de entre 3 a 12 años de edad de docentes, funcionarios y estudiantes de la FCS. No se aceptan infantes que estén usando pañales debido a que para acceder al servicio se pretende que tengan cierta autonomía para ir al baño. Además, no se suministran medicamentos. En caso de ser necesario, el adulto a cargo puede acercarse a brindárselo al menor.

Los padres, madres o tutores de la comunidad de la facultad que deban desempeñar tareas en la institución dentro de las 13 a 18 horas pueden dejar a sus niños y niñas en un espacio donde «se promueve y se privilegia la autonomía, el derecho al juego y a lo recreativo». Es imprescindible que el adulto responsable se encuentre dentro del edificio mientras el niño está en el Centro. Esto es debido a que la permanencia en el espacio no es obligatoria para el niño o niña.

Las actividades, a cargo de la cooperativa Homoludens, son diversas. Van desde espacios de experimentación con diversos materiales de plástica, lecturas, o experiencias de actuación o circo. Nerguzian explicó que se promueve que los infantes «puedan elegir qué hacer, siempre mediados por algún adulto y alguna propuesta» pero se apunta a que «haya una construcción colectiva de cómo experimentar el tiempo que se está en el centro». Las diferentes propuestas varían en función de los intereses de las niñas y niños que asisten al Centro, explica Bettina.

«Hay una pequeña estructura que sí seguimos que es como una bienvenida, el tiempo de llegada al espacio en donde se van aclimatando (los niños), se trata de equilibrar la energía que traen de afuera y una vez que llegan se intenta que conectemos con la misma frecuencia. En ese tiempo de aclimatarnos vamos jugando a algo, uno puede estar sentado en los almohadones leyendo un libro. Hay un abanico de opciones que pueden elegir de las que le presentamos, ya sea con juegos de caja, juegos de mesa, juguetes, objetos. Puede ser que ellos tengan ganas de hacer o no hacer. No se persigue una actividad según un objetivo de fondo sino que en si mismo la opción de lo que quieren hacer es respetada».

Reconvertirse tras la pandemia

En un primer momento en marzo cuando el Gobierno comunicó la emergencia sanitaria por el COVID-19, el Centro suspendió sus actividades brevemente para analizar cómo se podía dar continuidad a las actividades.  Es así que promovieron diferentes escenarios de acompañamiento, ligados a la virtualidad como «Meriendas compartidas» a través de Zoom o actividades lúdicas difundidas mediante el blog de la Cooperativa.

«Cuando salió lo de la pandemia, primero se suspendió todo a ver qué pasaba y después nos propusimos armar una especie de lugar virtual a donde se pudiese recurrir en caso de querer tener una experiencia de disfrute que se pareciera como al Centro de Recreación y Cuidados de la facultad. Queríamos algo que cumpliera la función, que haya disfrute y esté pensado para el desarrollo de las niñas y los niños», manifestó la coordinadora y aclaró que este tipo de encuentros «es más díficil» porque «el mundo virtual siempre y necesariamente está mediado por las personas adultas» y depende de la disposición de tiempo que tengan.

Los encuentros presenciales posteriores, también sufrieron algunas modificaciones, como la merienda, el momento que Nerguzian califica como «muy importante» y como «ritual» dado que quienes ya experimentaron alguna merienda le dan la bienvenida a los que se incorporan por primera vez. Tuvieron que «reformular» la dinámica y «cada uno (de los niños) tiene un espacio separado con su propia meriendita».

Logros alcanzados en conjunto

Tras ser consultada sobre la experiencia del Centro y sus logros, Nerguzian indicó que se proponía «lograr que el espacio realmente cumpliera la función para las personas adultas de la facultad y a la vez no vulnerara de ninguna manera el derecho a ningún niño al juego, que no condicionara el disfrute en el espacio».

«Creo que eso lo pudimos lograr con un fuerte equipo de trabajo, con un sostén muy grande de la facultad, logístico, de entusiasmo y de disponibilidad y con un vínculo que se fue construyendo con las familias», afirmó.

La coordinadora destacó que «más de la mitad eran hijos e hijas de estudiantes» y «la posibilidad de que existiera este espacio les habilitó a cursar materias que en otras circunstancias no hubieran podido». En la misma linea, indicó que durante mucho tiempo «los cuidados recayeron y recaen sobre las mujeres que en general terminan postergando su vida universitaria y su vida laboral, entonces esto es una posibilidad para que eso no suceda o que por lo menos equilibre o se tienda a una equidad en ese sentido».

Bettina recalcó la importancia del diálogo constructivo con las familias. «Las mamás, los papás y los referentes adultos podían entrar al espacio y compartir, ver lo que estaba pasando, preguntar de primera mano» o acercarse con comentarios o sugerencias.

Acercarse y participar

Debido a que la propuesta de trabajo no es «lineal» como en los centros escolares, durante todo el año los infantes pueden incorporarse al servicio. Simplemente los adultos deberán comunicarse con anterioridad al correo electrónico: centrodecuidados@cienciassociales.edu.uy o al celular 091 662 680 y completar una ficha con datos del menor y datos de contacto.

Por ese motivo, la coordinadora del Centro invitó a la comunidad de la FCS a acercarse y utilizar «un espacio donde las niñas y los niños van a disfrutar seguros». «La sala es preciosa, la facultad hizo un esfuerzo muy responsable en cuanto a la construcción de ese espacio, que apuesta a seguirse construyendo a través de las sugerencias, inquietudes y demandas que aparezca de la comunidad universitaria».

Para Bettina es importante que toda la comunidad de la FCS incorpore un sentido de pertenencia para con el Centro y haga uso del servicio al que tienen el derecho de acceder. Destaca también la construcción de corresponsabilidad tras el funcionamiento del Centro. «Hay un conjunto de personas contribuyendo a los cuidados, siendo parte. Eso es algo muy importante», finalizó.

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