El 20 de junio estudiantes de Trabajo Social expusieron sobre sus experiencias en las prácticas preprofesionales durante 2022 y 2023 relacionado a la construcción de la memoria colectiva a partir del Terrorismo de Estado, en diversos espacios que involucran al Centro Cultural Museo de la Memoria (MUME).
La apertura contó con la participación de Elbio Ferrario exdirector del museo, Alejandro Casas y Laura Cafaro docentes de Trabajo Social. Cafaro explicó que las prácticas se dieron en el marco del proyecto integral «Derechos humanos, problemas persistentes y campo profesional».
Ferrario, por su parte, recordó que el MUME se ha planteado ser agente de cambio social, «anclado en la comunidad y vinculado con el territorio». Dijo que es importante que la Universidad se siga involucrando en sitios de memoria y contextos barriales donde se construye la memoria.
Posteriormente, cinco equipos de estudiantes contaron sus experiencias. Luciana Cabral, Fernanda Carmi, Camila Bermúdez, realizaron la práctica en MUME, en el espacio de coordinación de los lineamientos de las actividades en el marco de las conmemoraciones por las cinco décadas del golpe de Estado: «A 50 años, solidaridad y resistencia, unidos por las memorias Uruguay y Chile». Trabajaron en promover los derechos humanos a través del apoyo a diferentes actividades, aportando los conocimientos teóricos metodológicos del trabajo social. Además, colaboraron en la planificación, ejecución, divulgación y registro de las 50 actividades.
Jessica Caceras, Rossana Álvarez, Natalia Delgado, por su parte, trabajaron con la cooperativa de vivienda de ayuda mutua Mesa Dos, construida entre 1972 y 1974 y ubicada en el Barrio Peñarol en una zona rodeada de cuarteles militares y próxima al sitio de memoria «300 Carlos-Infierno Grande». La práctica tuvo como objetivo contribuir a la materialización física y simbólica de las memorias de la lucha y resistencia contra el Terrorismo de Estado de la cooperativa. Se conformó una mesa con los actores involucrados, y se realizaron recorridos por las marcas de memoria, y reuniones con los vecinos.
También las estudiantes Emilia Schusselin, Stefanie Umpiérrez, Eliana Perdomo, Lucía Méndez y Carolina Eboli trabajaron durante 2022 y 2023 con Mesa Dos. En este caso se buscó posicionar a las infancias como sujetos de derechos y como sujetos políticos. Desarrollaron talleres para niños y niñas de 6 a 12 años titulados «Jugando a la memoria: un puente entre los juguetes de hoy y ayer» y «Construyendo una maquina del tiempo: juegos, cuentos y vaivenes de la memoria» que contaron con el trabajo de estudiantes de la Licenciatura en Psicomotricidad.
Otro grupo, por su parte, se centró en el excentro de detención «300 Carlos» con el objetivo de interactuar con jóvenes y con vecinos del barrio para darle un mayor reconocimiento a ese sitio de memoria. Fue así que Camila Machado, Valentina Cardones y Lucía Umpiérrez desarrollaron su práctica enfatizando la producción conceptual en torno a la memoria, violencia política y derechos humanos, y realizando actividades como pintadas de murales, charlas y talleres, y la presentación de 300 Carlos virtual.
Por último, se presentó el trabajo realizado en la huerta comunitaria, agroecológica y urbana del MUME, que se propone la producción de alimentos y semillas, democratizar los saberes y promover la soberanía alimentaria como un derecho humano. Allí trabajaron Mauricio Falco, Lucia Delor, Paula Suarez y Noemi Pereira visibilizando el espacio y promoviendo su integración institucional al museo y con la red de huertas del municipio G.
La visión docente y un testimonio en primera persona
María Noel Rodríguez y Pero Da Costa docentes coordinadores de las prácticas preprofesionales presentaron las premisas ético-políticas que orientaron el trabajo en los distintos espacios. Se buscó «volver a las memorias de la resistencia política y social contra el Terrorismo de Estado para resignificarlas desde los desafíos y las luchas del presente». En ese sentido, se trabajó para contribuir al rescate y a la socialización de las memorias de la lucha política contra el Terrorismo de Estado, desde una perspectiva territorial, intergeneracional y de género.
Por su parte, Lucía de Pena y Luciana Ramos, docentes de la Licenciatura en Psicomotricidad e integrantes del Espacio Interdisciplinario, destacaron el carácter interdisciplinario de esta práctica y las lógicas propias de una cooperativa con sus formas de trabajo particulares que ha permeado la forma de pensar la producción de conocimiento. Además, se centraron en el juego como instrumento para trabajar la memoria: el juego como objetivo, como metodología de trabajo y su dimensión colectiva.
La actividad cerró con el testimonio de Rodolfo Porley, comunicador e investigador independiente, sobreviviente y denunciante del centro «300 Carlos». Porley repasó el funcionamiento del aparato represor durante la dictadura, y particularmente el rol de «Infierno Grande». Más de 600 hombres y mujeres entre noviembre de 1975 y comienzos del 1977 fueron «sometidos al régimen más abusivo del Terrorismo de Estado». En secreto total, en la arbitrariedad y la impunidad absoluta se llegaba a los domicilios y lugares de trabajo, generalmente en la noche, para capturar gente, contó. «Se hacía de noche por rapidez y compartimentación», subrayó. Apoyándose en imágenes, Porley repasó el funcionamiento de las instalaciones del excentro de detención y las vivencias de quienes fueron capturados.
Posteriormente, se invitó a lo presentes a participar de la plantación de margaritas y la colocación de una placa conmemorativa en las instalaciones de la FCS, a cargo de los estudiantes de espacio huerta y su referente social Estévez Silva.