Con las exposiciones de Luis Pedernera, experto independiente del Comité de los Derechos del Niño (ONU), y Gisela Untoiglich, de la Universidad de Buenos Aires (UBA), como disparadoras, se llevó a cabo este 23 de noviembre la última tertulia del ciclo de debates en torno a la medicalización y patologización de las infancias y adolescencias en el Uruguay, organizado por el Grupo de Estudios sobre Discapacidad (Gedis) de la FCS.
Bajo el título «Diálogos hacia “formas – otras” de intervención», integrantes de la Institución Nacional de Derechos Humanos y del Comité de Derechos del Niño Uruguay intercambiaron de manera virtual y respondieron preguntas del público que siguió la actividad en vivo a través de Facebook.
Untoiglich, doctora en Psicología y codirectora del Programa Problemáticas Clínicas Actuales en la Infancia de la UBA, comenzó su exposición repasando los conceptos de patologización y medicalización. Definió al primero como «un modo de violencia que encubre violencias», ya que problemáticas de orden social, educativo, políticos, económicos, educacionales, y hasta emocionales, «son abordados como si fueron problemas biológicos».
Sobre la especificidad uruguaya y como la ley de salud mental uruguaya ubica ciertas cuestiones, dijo que la norma se plantea ligada a la definición de «trastornos mentales», lo cual le parece preocupante. La ley define a los trastornos mentales como «la existencia de un conjunto de síntomas y conductas clínicamente reconocibles asociado en la mayoría de los casos con un malestar y con la interferencia con el funcionamiento personal».
En cambio, La Ley de Salud Mental de su país habla de «padecimiento mental» y no de trastorno. Explicó que en ese caso el padecimiento tiene que ver con el «sufrimiento de las personas o los grupos humanos y tiene que ver con lo social, lo político y lo económico». A su entender, es absolutamente distinto pensar en términos de trastorno que de padecimiento. Otra cuestión que le pareció importante subrayar de la norma argentina es el abordaje interdisciplinario. Por el contrario, en la norma uruguaya «aparece fuertemente el discurso médico hegemónico determinando fuertemente los diagnósticos y los procedimientos y cómo se piensan los sujetos», explicó.
Para la miembro fundador del Forum Infancias (ex forumadd), es importante entrelazar estas cuestiones con la Convención de Derechos del Niño en relación al derecho a ser cuidado, a ser escuchado y a jugar. Fundamentalmente, dijo, el derecho a ser escuchado porque «cuando se piensa en los niños con dificultades se habla de ellos, delante de ellos incluso, como si fueran plantas u objetos, sin ninguna posibilidad se trasmitir su palabra».
Por ello entiende fundamental que en la clínica y en la educación, los actores tengan presente que cuando «decidimos darle o no darle voz a un niño, niña o adolescente estamos además construyendo y abonando a los procesos de subjetivización o desubjetivización, que muchas veces las supuestas políticas que están tratando cuidar a las infancias lo hacen arrasándolas».
Sobre este último punto también hizo hincapié Luis Pedernera al afirmar que se le niega a los niños la posibilidad de autorrepresentación: «Hay que reconocerlo, los niños no nos eligieron como voceros de sus derechos», sentenció.
En relación al respeto de sus derechos, dijo que históricamente el trato que han recibido los niños en cuento a la salud mental han sido muy deficiente. Mencionó los casos de internaciones de larga estadía, el abuso de medicamentos, y formas de «contención física» como «encadenamientos, chalecos de fuerza y aislamiento». A esto se suma la falta de información sobre el uso de electroshock, sobre cómo se suministra, en qué casos, etc. y el no acceso a las historias clínicas. «Es necesaria la información para la elaboración de las políticas publicas y su evaluación», lamentó.
Coincidió con Gisela Untoiglich en cuanto a sus valoraciones sobre la Ley de Salud Mental recientemente aprobada en nuestro país, ya que a pesar de tener una «retórica de derechos humanos», los artículos sustanciales no lo reflejan.
También se mostró preocupado por la Ley 19.747 también aprobada hace poco tiempo, que en su artículo 120.7 da la posibilidad de la «internación compulsiva de niños por tiempo indeterminado, solo por orden del INAU y con una firma médica», situación que a su vez se puede prorrogar «Ad infinitum».
Al igual que la docente argentina, planteó su malestar por el rol del saber médico en la confección de estas leyes, lo que «desprecia» lo pedagógico, lo lúdico-educativo, la psicología y lo social, «saberes sobre aspectos fundamentales de la infancia».