«Desafíos y tensiones de la agenda de bienestar contemporánea», se tituló la mesa de apertura de las XX Jornadas de Investigación de FCS, que contó con la participación de Candelaria Garay, Nilia Viscardi, Leticia Perez y Fabricio Carneiro.
En sus palabras de bienvenida, la decana, carmen Midaglia, dijo que las Jornadas se han trasformado en «una instancia tradicional» de intercambio y debate sobre asuntos que hacen a la agenda regional de las ciencia sociales. El tema central de esta edición, la agenda de bienestar, busca problematizar los diferentes aspectos de este tema, «desde la distribución económica hasta de otros bienes sociales o simbólicos que consagran un conjunto de nuevos derechos y que, en consecuencia, promueven la igualdad de oportunidades». Las tensiones están dadas, explicó, por los discursos de fuerzas políticas que pretenden retornar a un pasado «socialmente autoritario, respaldado en jerarquías poblacionales de acuerdo a atributos […] donde se aceptan las diferencias socioeconómicas provenientes de la dinámica del mercado».
Garay, socióloga, doctora en Ciencias Políticas y profesora asociada en el Departamento de Trabajo y Relaciones Laborales de la Universidad de Cornell, abrió la mesa de exposiciones presentando un análisis de la expansión de programas sociales para trabajadores informales, desocupados, autoempleados, no registrados, y sus familias o dependientes (grupos todos comprendidos en el término outsiders) y que estuvieron históricamente excluidos de la política social en América Latina. En ese sentido, su investigación se pregunta por qué algunos gobiernos expandieron la política social y a qué se debe la variación entre países en el alcance de los beneficios sociales. Para ello abarcó las administraciones presidenciales de 18 países de América Latina entre 1990 y 2017. Entre los resultados se destaca que la protesta y la competencia electoral son los mecanismos que hacen más propensas a las democracias a dar grandes respuestas en materia de política social para estas poblaciones. Además, el alcance de la cobertura se incrementa con la protesta y con el poder de los legisladores de izquierda. Por último, dijo que este estudio revela ciertas implicancias para la continuidad de los programas sociales, para algunos temas sociales pendientes como la política de vivienda, y también para la agenda de investigación en ciencias sociales.
Nilia Viscardi, en base a las lineas de trabajo del grupo de Estudios sobre Juventud y Violencia del Departamento de Sociología y del Instituto de Educación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación que integra, analizó diferentes dimensiones que tienen impacto en el bienestar social. Abordó como podría ser una agenda de bienestar centrada en la «convivencia armónica y colaborativa dentro de diferentes ámbitos (familiar, escolar, laboral, comunitario)», a partir del abordaje que plantea el libro Gramáticas de la convivencia. Un examen a la cotidianidad escolar y la cultura política en la Educación Primaria y Media en Uruguay, que escribió junto con Nicolás Alonso. Además, en base a la publicación La burocracia del castigo, planteó que la agenda de bienestar se podría centrar en «reemplazar las prácticas punitivas y disciplinarias tradicionales por enfoques restaurativos y de cuidado mutuo».
Por último, una agenda basada en lo abordado en Relatos de muerte se centraría en la prevención de muertes evitables a través de la educación, la justicia social, la prevención de la violencia y el acceso equitativo a servicios esenciales. Esta agenda buscaría generar conciencia sobre las violencias estructurales que afectan a las poblaciones más vulnerables, al tiempo que se promueven redes de apoyo, políticas inclusivas y un enfoque interdisciplinario para abordar las causas profundas de estas muertes.
Pérez, docente del Departamento de Trabajo Social, en tanto, puso en cuestión el concepto «agenda de bienestar», ya que el bienestar es el efecto de «relaciones de fuerzas actuales», es decir de «potencias en acto; un efecto de nuestras practicas cotidianas y la capacidad singular y colectiva de construir o no nuevas maneras de estar juntos y juntas». Dijo que el bienestar tiene que ver con el «buen vivir en la interdependencia que somos y con la capacidad colectiva de instaurar nuevas igualdades». Repasó algunas «deudas del bienestar»: el aumento de la violencia letal y su impacto en las infancias; el consumo de pasta base, el alto grado de prisionalización de nuestro país; el número de personas en situación de calle; las personas que viven en asentamientos irregulares, la explotación sexual de las infancias; y el número de femicidios. En ese sentido, señaló: «por más que intentemos mantener la pobreza encerrada en cárceles, manicomios o barrios rojos es imposible que no desborde e interpele». Por otro lado, rescató las experiencias y prácticas, muchas acompañadas desde FCS por proyectos integrales y prácticas preprofesionales, que intentan «construir condiciones materiales y afectivas de existencia estirando los límites de lo posible».
Carneiro, docente del Área de Economía Política y Bienestar del Departamento de Ciencia Política, presentó un trabajo realizado en coautoria con Fernando Filgueira (UMAD/ICP) sobre bienestar y nuevas derechas en el cual se propusieron reflexionar sobre las bases sociales de las nuevas derechas a partir de los trabajos que discuten la idea de una reciente insatisfacción de la ciudadanía que se expresaría en un giro hacia estos partidos políticos. Entienden que para abordar el descontento hacia el Estado y los regímenes de bienestar en necesario tomar una mirada a largo plazo. En ese sentido, se preguntaron si las nuevas derechas son un fenómeno con causas comunes ancladas en vectores globales, si existe un efecto difusión no planificado, pero real, o se está ante una nueva estrategia global de la derecha. Además, se plantean la pregunta si las variaciones nacionales son reales, tanto en discurso, como en sus bases de apoyos y sus posiciones programáticas.
En su presentación, Carneiro enumeró algunas conclusiones generales: los vectores globales parecen explicar mejor la desafección y el descontento que el aumento del voto a las nuevas derechas; las bases sociales de las nuevas derechas son heterogéneas desde el punto de vista socioeconómico; es posible identificar variaciones nacionales importantes; existe una clara masculinización del voto a las nuevas derechas y, por lo tanto, el impacto más esperable con esta base social debería observarse en el componente de género de los Estados de bienestar.
El evento fue trasmitido a través del canal de YouTube de Facultad: