Bajo el título «Desafíos de las ciencias sociales en la coyuntura actual», se realizó el último de los tres encuentros del ciclo «Pensar la pandemia, repensar la sociedad». En esta ocasión el objetivo fue generar un intercambio acerca de las inquietudes y necesidades de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) «pensando la articulación de posibles estrategias de acción que dialoguen con los desafíos internos de la institución y de la Universidad, y con la necesaria vinculación con los actores externos», explicó Sandra Leopold, moderadora de la mesa.
Nadia Almeida, licenciada en Ciencia Política, representante del orden de egresados, y primera expositora este viernes 3 de julio, dijo que la panademia de coronavirus trajo una reconfiguración de las relaciones sociales, laborales, económicas y políticas, además de una «crisis que se profundiza en todos los niveles». Agregó que la coyuntura actual no solo está marcada por la emergencia sanitaria sino también por otros factores como la Ley de Urgente Consideración (LUC) a estudio del Parlamento, la Rendición de Cuentas y la discusión del Presupuesto Quinquenal. «Mi idea central es intentar ubicarnos como actores sociales pertenecientes a la Facultad de Ciencias Sociales en relación con el compromiso que debemos tener», explicó. «Como motores de nuestra facultad debemos ser responsables de cómo nos paramos ante este escenario», puntualizó.
Para Almeida la FCS asumió «con altura» el desafío de mantener la clases y garantizar el acceso a la educación, al tiempo que destacó el trabajo de los y las docentes de facultad y de la Comisión de Enseñanza.
Gustavo Bittencourt integrante del orden docente y profesor del Departamento de Economía, centró su presentación en un análisis de la posición de la Asociación de Docentes de la Universidad de la República (ADUR) y en el rol de la facultad en un marco de incertidumbre y crisis posCOVID-19. En ese sentido, compartió la resolución del 13 de junio del gremio que analizó la emergencia social, el rol de la ciencia y de la Universidad. También repasó una resolución que rechaza la LUC, por su forma y contenido, y el documento presentado por el gremio docente de Ciencias Sociales sobre condiciones laborales. Este último plantea la preocupación de los trabajadores por los nuevos problemas derivados del «funcionamiento por teletrabajo», en especial las clases a distancia y su vínculo con la vida doméstica, lo que significa una carga especial para las mujeres.
En cuanto al rol de la facultad, señaló que se hace necesario reflexionar de manera colectiva y prospectiva. En su opinión, es importante que la institución piense colectivamente escenarios para luego definir una agenda de temas prioritarios. Para ello, dijo, se debe pensar en un modelo de facultad, que llamó «FCS rigurosa y comprometida», que promueva la pluralidad de enfoques teóricos y metodológicos; la interdisciplinariedad; que brinde una enseñanza de alta calidad académica dirigida a la formación de seres humanos libres; con actividades de extensión de calidad; y una evaluación de la investigación según la Declaración de San Francisco de 2012 y el Manifiesto de Leiden.
A su turno, Ana Paula García, estudiante de la Licenciatura en Sociología y representante del Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales (Cecso) en el Consejo, destacó el abordaje institucional de la Udelar durante estos meses. Afirmó que la institución fue la primera en reaccionar a la llegada del virus, poniendo sus recursos humanos y su acumulación de conocimientos al servicio del país, al tiempo que adaptó su modalidad de enseñanza. Sin embargo, planteó que las facultades que tienen herramientas valiosas para abordar la «crisis socioeconómica que se ha profundizado con la emergencia sanitaria», están en un debe. A su entender, fomentar el aporte de estas áreas del conocimiento pasa por «tomar la decisión de poner recursos desde el ámbito institucional», y que no quede librado a la iniciativa de algunos docentes o grupos de investigación.
En cuanto a FCS, los estudiantes entienden que se construyeron estrategias con el objetivo de brindar continuidad a los cursos, desde una perspectiva de democratización del acceso y permanencia de los estudiantes. «Esto implicó contemplar el cambio en las situaciones laborales, la sobrecarga en las tareas de cuidados, y las posibilidades de conexión a Internet, entre otros», explicó García.
La sustitución de la presencialidad en los espacios de encuentro del gremio, por instancias virtuales, puso sobre la mesa las dificultades para participar que muchas veces tienen los estudiantes: «Muchas compañeras dijeron que podían participar más [si las reuniones son virtuales], porque viven lejos o son madres», comentó, lo cual plantea un tema de reflexión y debate. Además, para el Cecso es necesario discutir algunos aspectos de la enseñanza: «La Udelar se tendrá que preguntar, si las estudiantes del interior pudieron seguir las clases desde la casa, por qué no pueden seguir haciéndolo. Por supuesto que esto dispara otras discusiones sobre los procesos de enseñanza-aprendizaje», concluyó.
La decana, Carmen Midaglia, fue la encargada de cerrar la actividad luego de una ronda de preguntas del público y comentarios de la mesa. «Estoy convencida de que la pandemia en el campo social, en particular, puso en tensión al conocimiento que teníamos acumulado», reflexionó.
Para Midaglia la crisis sanitaria y económica derivada de la expansión del COVID-19 puso a prueba y en cuestión «los cimientos de nuestras relaciones sociales», a la vez que obligó a los países desarrollados a «reposicionar en un rol activo a los Estados, en un contexto de no crecimiento», lo cual es una novedad.
Por último, mostró preocupación por el tipo de gobernabilidad y democracia que puede resultar a raíz de la insatisfacción de la ciudadanía, y bregó por un compromiso de la Universidad y la FCS con la calidad del debate público. «El debate público es la única fortaleza que tenemos para salir de esta situación», concluyó.