El contexto sanitario actual exige pensar cómo la región enfrenta la pandemia del COVID-19 y qué otras crisis se sucedieron en el pasado. Los investigadores Enrique Acosta y Raquel Pollero expusieron estas temáticas en un seminario virtual que integra un ciclo de tres encuentros, organizado por el Programa de Población de la Facultad de Ciencias Sociales.
Con el objetivo de comprender mejor el comportamiento de esta pandemia y sus efectos en una región que se caracteriza por presentar desigualdad económica y heterogeneidad demográfica, el doctor en Demografía, investigador de Max Planck Institute for Demographic que tiene inserción en el grupo de investigación de Salud en Población, Enrique Acosta y la doctora en Ciencias Sociales con especialización en Estudios de Población y docente del Programa de Población de la Facultad de Ciencias Sociales, expusieron sobre desafíos demográficos en América Latina dado el COVID-19 y la historia de las crisis de mortalidad en Montevideo, respectivamente, el pasado 12 de mayo.
Entender el pasado para comprender el presente
El investigador realizó un análisis en base a tres pandemias de Influenza: la española de 1918 del mismo subtipo que la H1N1, en 1957 la H2N2 y en el año 1968, la H3N2. Acosta explicó que durante la más reciente pandemia de Influenza en 2009, aquellos que tuvieron una exposición con alguna de las anteriores, se encontraban más protegidos. Quienes se vieron privados de ello, tuvieron una susceptibilidad mayor al contagio. Según el doctor, una pandemia puede afectar de manera diferente a diversas poblaciones.
En el caso del Coronavirus, esta es la primera pandemia que se tiene en la historia reciente por lo que no presenta cohortes. Los adultos mayores de 60 años, al contrario de la Influenza de 2009, son los que tienen mayor susceptibilidad y los jóvenes más protección. La similitud entre ambas pandemias radica en que la mayoría de las muertes se dan por complicaciones secundarias, por enfermedades cardiovasculares, respiratorias y diabetes.
Tras comparar los países latinoamericanos con países que alcanzaron un punto más crítico, como Estados Unidos o Italia, Acosta sostuvo que «afortunadamente los países de la región no tuvieron un aumento tan acelerado ni han llegado a niveles tan altos de mortalidad». Sin embargo, en la actualidad dichas potencias presentan una curva desacelerada mientras que en América Latina se encuentra en fase ascendente. Si bien se ha demorado más en elevarse, también la curva parece aplanarse de forma más lenta. Respecto al aumento diario de la mortalidad, países como Colombia, Perú, Guatemala, Ecuador, Bolivia y México están en una situación más crítica de velocidad de aumento.
Desafíos que plantea el COVID-19
La deficiencia de la información, el bajo nivel de coberturas de pruebas en la región, la subestimación de casos y muertes y la aplicación de estrategias de contención y mitigación sin la totalidad de los datos, producen la idea de estar «navegando a ciegas en medio de la tormenta», expresó el profesional.
Para los demógrafos, es ideal que se muestre el detalle tanto de los casos como de las muertes diferenciados por edad. Hoy en día, solo 5 países en América Latina muestran esta información. Otra de las opciones para el análisis de los datos es observar el histórico de muertes de cierto país, su promedio mensual y compararlo con los datos actuales tras la aparición del Coronavirus.
Acosta hizo referencia a algunos agravantes de la región, como el perfil epidemiológico, hay una mayor prevalencia de enfermedades crónicas, no solo en la población de riesgo sino en jóvenes. Asimismo en este momento se está viviendo la peor epidemia de Dengue de la que se tiene registro. No hay información sobre los efectos que podría tener contraer Dengue y Covid al mismo tiempo. Por otra parte, la saturación del sistema de salud es una de las mayores preocupaciones.
La desigualdad en la región es otra de las condiciones por las que la situación podría ponerse peor, explicó. Hay mayores índices de informalidad laboral, menores protecciones dentro de los empleos formales, condiciones sanitarias deficientes y una gran parte de la población en condiciones de vulnerabilidad, como es el caso de Centroamérica y Venezuela. Además hay más hogares con tres generaciones cohabitando. Esto genera una menor capacidad de distanciamiento social. «La pandemia va a golpear más fuerte a las personas más desventajadas, también va a incrementar estas desventajas y la desigualdad», concluyó.
Lo local bajo la lupa
Las crisis sanitarias y de mortalidad pueden observarse de manera más delimitada y reducida. Tal es así que la investigadora Raquel Pollero escogió el departamento de Montevideo para analizar desde mediados del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX, las distintas enfermedades que surgían, con el objetivo de identificar el conocimiento de las autoridades del pasado, las causas que otorgaban a la mortalidad y las respectivas acciones implementadas.
Igual que en la actualidad pero a mayor escala, en el pasado también habían dificultades para acceder a la información y realizar el procesamiento de datos. Pollero recurrió a registros parroquiales, y del período de 1861 en adelante, tuvo acceso a la información de la Mesa de Estadística General que se creaba ese mismo año. La investigadora identificó crisis de mortalidad categorizadas por enfermedades transmisibles por disintas vías: aparato digestivo, aparato respiratorio o a través de la sangre por picadura. Cólera, Viruela, Escarlatina, Sarampión, Fiebre Amarilla, son algunos ejemplos de enfermedades que presenció el departamento. En ese entonces, la explicación de los síntomas se atribuían a causas climáticas o partían de la teoría miasmática. En un primer momento las acciones implementadas se relacionaban con la fe, y poco a poco el conocimiento fue tomando lugar, se impuso la vacunación como medida preventiva y a finales del siglo XIX surgió la teoría microbiana.
Consultada sobre la relación entre las actuales y las viejas crisis, Pollero destacó que en la actualidad las autoridades sanitarias están validadas por la población. Anteriormente la gente solía no respetar los cuidados recomendados mientras que a día de hoy hay protocolos más estandarizados, concluyó.