La Facultad de Ciencias Sociales comenzó este año una Evaluación Institucional (EI) que estudiará los recursos humanos y materiales, y el desarrollo de las funciones de enseñanza, investigación, extensión y gestión. El equipo técnico que lleva adelante este relevamiento presentó recientemente el análisis de la infraestructura de la FCS.
Se trata de una de las seis grandes dimensiones en las cuales trabajó el equipo durante este 2020. Implicó la recolección y sistematización de información, análisis y valoración del servicio con más de 300 indicadores, distribuidos en las siguientes dimensiones:
- Contexto institucional de la FCS: misión, visión, plan de desarrollo institucional y normativa de gestión del personal docente y no docente .
- Enseñanza: grado, posgrado, educación permanente y otros programas de formación.
- Investigación: desarrollo de investigación en el servicio, formación en investigación, financiación, resultados, articulación con otras funciones universitarias.
- Extensión y actividades en el medio: desarrollo en el servicio, financiación, formación y resultados.
- Comunidad universitaria: estudiantes, docentes, egresados, personal de apoyo.
- Infraestructura: infraestructura física y académica, biblioteca.
El estudio forma parte de la primera de las tres etapas, denominada Autoevaluación Institucional, que continuará en 2021, y a las que se suman la Evaluación Externa y la confección de un Plan de Mejora.
Infraestructura de FCS
El informe presentado por el equipo de evaluación define a la infraestructura como el conjunto de servicios, equipamiento e instalaciones considerados necesarios para asegurar las condiciones hacia el desarrollo efectivo de las funciones institucionales. En ese sentido, el informe analiza la disponibilidad, acceso, funcionalidad y seguridad de los distintos espacios físicos, así como la disponibilidad y funcionalidad del equipamiento informático, audiovisual y el servicio de conectividad. El texto parte de la base de que la infraestructura es un «aspecto central» para el desarrollo de las funciones institucionales, que contribuye a un buen «clima institucional»: una mayor motivación, mejor clima laboral y más asiduidad de los funcionarios. Desde el punto de vista educativo, aporta a un «mejor clima escolar, un mayor interés académico y sentido de pertenencia por parte de los estudiantes». Además, el equipo técnico destaca la importancia de contar con una infraestructura que responda a las normativas de accesibilidad y a un «diseño universal de aprendizaje» para una educación con equidad.
La Autoevaluación, primera etapa del proceso de Evaluación Institucional, es llevada adelante por un equipo técnico, una comisión de evaluación e involucra a toda la comunidad universitaria. Este proceso cierra con el envío de un informe a la Comisión de Evaluación Institucional y Acreditación (CEIyA) y su posterior aprobación por parte del Consejo de facultad.