Este 9 de diciembre se llevó a cabo la tercer y última actividad «Consecuencias de la pandemia en las vejeces», en el marco del ciclo virtual que buscó debatir sobre las vejeces y sus interseccionalidades.
El evento contó con las exposiciones de Jorge Paola, magíster en Política Social, docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA; Graciela Casas, licenciada en Trabajo Social, magíster en Salud Pública, diplomada en Gerontología, por la Sociedad de Geriatría y Gerontología de México; y Ricardo Alberti, sociólogo, magíster en Gerontología Social, comunicador y consultor de Uruguay.
Casas dijo que la pandemia vino a refrescar la memoria en aquello que los cientistas sociales ya tenían presente por su formación: «un mundo desigual, de carencias e injusticia». Pero también señaló las diferencias culturales que determinan que cada región, país o comunidad afronten la propagación del virus de manera distinta.
De cara al futuro, se preguntó qué se va a hacer después de la pandemia con los viejos y las viejas y cuánto afectó haber priorizado la atención a personas con COVID-19 en desmedro de enfermedades crónicas o degenerativas. «Aunque la pandemia terminara en tres meses va a seguir habiendo escasez de servicios de salud por el retraso en tratamientos y atención de las otras enfermedades y por las posibles consecuencias del virus en las personas que estuvieron infectadas». A esta problemática se suma un posible análisis de qué ha pasado con la red social, con el cuidado, con las situaciones de violencia, maltrato o aislamiento y repasó el posible impacto económico, en particular para los adultos mayores.
Jorge Paola, a su turno, se refirió a la situación de «prepandemia» en cuanto a circunstancias políticas y económicas en su país, Argentina, y cerró con algunas reflexiones sobre el futuro.
Sobre el contexto previo, dijo que la expectativa era que el gobierno pusiera en marcha un nuevo proyecto «de base industrial enfocado en la generación de puestos de trabajo y en la distribución del ingreso de manera progresiva». Recordó también del plan de inclusión previsional realizada entre 2006 y 2015 en su país, que llegó a cubrir 97 % de su público objetivo, a lo que contrapuso los problemas económicos de los adultos mayores durante el gobierno de Mauricio Macri.
Se detuvo en el mes de marzo cuando el virus se hizo presente, particularmente en varios residenciales de adultos mayores del Área Metropolitana de Buenos Aires. Repasó algunos de los mensajes dados a la población adulta mayor, «desde la necesidad de cuidarse, hasta el intento de que tuvieran que pedir autorización para salir de sus casas, lo que levantó muchas resistencias y tuvo que ser dejado de lado». Explicó que las personas mayores pasaron a ser «sujetos de riesgo» y se «anudó de manera insólita los conceptos de peligro, cuidados, y controles».
Alberti Comenzó repasando algunos conceptos como vejeces, nueva normalidad, y sindemia, un neologismo surgido de la combinación de los conceptos de sinergia y pandemia, que condensa las otras enfermedades más allá del coronavirus, a lo que se suman «pandemias sociales».
Planteó dar vuelta el título del encuentro y titularlo «consecuencias de la vejeces en la sindemia». Enumeró la experiencia de vida aplicada a la supervivencia en condiciones de «anormalidad» que tienen los adultos mayores y su plasticidad o adecuación a nuevas situaciones. Dijo que a veces se piensa que los viejos no tiene plasticidad, pero dijo que esta no está determinada por la edad, sino por diferentes condiciones sociales. Los adultos mayores «han sobrevivido a dictaduras, crisis económicas, pérdidas recientes, cambios socioculturales, etc.», ejemplificó.
Sobre las consecuencias en las vejeces, mencionó que se abonó durante este tiempo una «imagen de frágil o vulnerable» de estas personas, lo que va a impactar sobre la imagen y autoimagen del adulto mayor. Además, «se va a redefinir, el constructo social de calidad de vida», se dio un avance en el manejo de las tecnologías de la información, un «reposicionamiento de cuidados a protección», la redefinición del rol del adulto mayor en entornos afectivos y laborales, y se preguntó si estaremos ante el desarrollo de una «empatía transgeneracional».
El tercer y último encuentro fue seguido por más de 40 personas de diversos países. Anteriormente se realizaron las instancias «Debate feminista sobre las vejeces» y «Vejeces, cultura y comunidad».