Más de doscientas personas de diversos países siguieron a través del canal de Youtube de Facultad de Ciencias Sociales (FCS) este 12 de junio el seminario «Significaciones en disputa sobre la crisis. Aportes desde la teoría social», que reunió a destacados académicos internacionales. La actividad se realizó en el marco del ciclo de debate «Pensar la pandemia, repensar la sociedad» organizado por facultad con el objetivo de impulsar el potencial analítico y los aportes que las ciencias sociales pueden brindar en el actual contexto excepcional de emergencia sanitaria derivada del COVID-19 a nivel local y mundial.
Carmen Midaglia, decana de FCS, y Karina Batthyány, secretaria ejecutiva del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) fueron las encargadas de abrir el seminario virtual que también fue trasmitido por UniRadio (107.7 FM).
Midaglia dijo que el título elegido para el encuentro buscó poner de manifiesto que las ciencias sociales tienen suficiente acumulación para responder a la situación mundial de pandemia y a sus consecuencias socio-económicas y políticas, que se traducen, dijo, en la vida cotidiana de las personas a través del deterioro en las condiciones de vida, el incremento del desempleo y la represión de las protestas sociales, por ejemplo.
Destacó que estas consecuencias son muy relevantes para un continente como el latinoamericano que cuenta con altos indices históricos de desigualdad y pobreza, y donde priman «Estados Sociales incompletos». Además, estos Estados latinoamericanos tienen «legados políticos autoritarios y de rupturas institucionales en el pasado reciente que siempre amenazan en expresarse», recordó.
«Estoy convencida como cientista social que las ciencias sociales tienen desafíos aun mayores en la búsqueda de contribuir a una sociedad, ya no de iguales, sino una sociedad que al menos ponga un límite a las exclusiones y que pueda mejorar la calidad democrática», concluyó.
Por su parte, Batthyány quiso centrarse en la importancia que tendrán a la hora de pensar estrategias de salida de la crisis actual conceptos clásicos de la teoría social como la solidaridad y la noción de interdependencia. También enumeró algunas oportunidades de discusión derivadas de la situación actual: el debate sobre la importancia de una ciencia abierta y del conocimiento como un bien público, los desafíos del acceso a la salud, las brechas de género, la renta básica universal y la necesidad de volver a discutir los abordajes clásicos de la democracia liberal.
De dónde venimos, dónde estamos, para dónde vamos
Para Boaventura De Sousa Santos, doctor en Sociología del Derecho por la Universidad de Yale, la aparición de la pandemia marcará el verdadero comienzo del siglo XXI, ya que afectará las relaciones sociales por mucho tiempo: «vamos a entrar en un periodo de pandemia intermitente, con confinamiento y salidas intermitentes. El tiempo no va a ser de normalidad como era antes», sentenció. A su entender, este nuevo contexto obliga a plantearse tres preguntas: ¿de dónde venimos, dónde estamos y para dónde vamos? Son tres maneras de preguntarnos quiénes somos, dijo.
Para el excatedrático de la Universidad de Coímbra, se da la situación particular de que el «norte», acostumbrado a ser «invasor de países» desde el siglo XVI, ahora se ve invadido y «se nota que cuando son invadidos no saben qué hacer. Se tienen que ocultar, meterse en la casa», describió.
Pero también venimos de un tiempo más corto, dijo, de un tiempo que comenzó hace unos 40 años cuando nos quedamos en un «confinamiento ideológico» derivado de la idea dominante de que no hay alternativa al Capitalismo y señaló que la pandemia de coronavirus «podía ser una vacuna contra esta otra pandemia, la del neoliberalismo sin alternativa».
Según De Sousa, la situación actual deja varias enseñanzas. La primera es que las jerarquías de sur y norte, muy importantes en el sistema mundial, son parte de la dominación global, pero son falsas. «No hay superioridad real, porque esta depende de la jerarquía», remarcó. Explicó que en el «norte» se crean muchos conceptos que son aplicados al «sur», como el de Estado fallido, creado para analizar la situación del Tercer Mundo, pero que ahora podría ser perfectamente aplicable a Estados Unidos por todo lo que está pasando en la actualidad. Otra idea derivada de esa falsa superioridad es la visión de África siempre como un problema. «De repente muchos países de África están defendiendo mejor a su pueblo en esta pandemia que países de Europa o del norte. Pero no lo vemos porque del sur nunca vienen soluciones, vienen problemas», ejemplificó.
Por otra parte, el académico se preguntó dónde están los mercados que se supone son los «grandes reguladores». Ante la situación de emergencia sanitaria las demandas de acciones y soluciones van dirigidas hacia el Estado, no al mercado. «El problema es que en los últimos 40 años el Estado fue reducido», lamentó.
Otra de las enseñanzas de los últimos meses es que el virus «no es democrático para nada». La mayor mortalidad se da en los sectores más vulnerables, explicó. «Mueren los que ya estaban en otras pandemias, la del hambre, la del racismo, la gente [en situación] de calle». Dijo, además, que los gobiernos de extrema derecha fueron los menos eficaces en proteger la libertad porque primero negaron la gravedad de la situación y luego hicieron una «ecuación fatal» entre economía y vida.
Boaventura De Sousa ve un panorama poco alentador de cara al futuro. En su opinión, «nada va a cambiar, va a ser todavía peor». Recordó que en muchos de los países, antes de la pandemia, se registraban múltiples protestas sociales. Además, la actual situación dejará a las naciones más endeudadas. «Va a ser terrible como se van a pagar estas deudas», vaticinó. Agregó que el sistema actual «va a seguir produciendo pandemias», por lo cual se abre una oportunidad para generar un cambio «poscapitalista, poscolonialista y pospatriarcado. […] Tendremos que desarrollar teorías de transición», concluyó.
Elementos en disputa
La costarricense Montserrat Sagot, doctora en Sociología del Género y licenciada en Antropología, comenzó su exposición mencionando algunos puntos de partida que entendió relevantes para el análisis. Nada más comenzar, dejó claro que no cree adecuado hablar de un «mundo postcovid», pues entiende que «el mundo ya se está construyendo» y propuso discutir el surgimiento mismo de la pandemia, la cual es resultado, dijo, de los patrones de invasión de los humanos al mundo natural. En su opinión, es el resultado de un modelo de acumulación que «ya estaba dejando a su paso la desaparición de bosques, reservas naturales, especies, territorios fértiles, culturas y por supuesto personas» y por lo tanto no será la última, coincidió con Boaventura De Sousa.
Para Sagot, por otra parte, ha quedado al descubierto las desigualdades económicas, raciales, de género, la sobredependencia de las cadenas globales de producción, el abandono de la producción local, las grandes desigualdades territoriales, las décadas de abandono de los sistemas de salud pública, la precarización del trabajo y la erosión de los derechos laborales.
La académica entiende que hay varios elementos en disputa. Por un lado se define a trabajadores históricamente explotados como trabajadores esenciales encargados de mantener a la sociedad alimentada y cuidada, pero por otro lado, no ha habido cambios materiales reales. «Es solo simbólico», reclamó.
El mandato de confinamiento, que pone de manifiesto una política homogenizante que no toma en cuenta las desigualdades, no se implementó en la mayoría de países acompañada de una renta básica, trasformándose en una política de vigilancia. Puso como ejemplo a países como Honduras, Guatemala y El Salvador que «no solo no dan renta básica sino que están imponiendo estados de excepción. Se han radicalizado elementos de represión», contó.
Otro punto en disputa es la renovada demanda por un Estado de Bienestar que responda a las necesidades diferenciadas de la población. «Es interesante que esta discusión haya reaparecido porque mucha gente pensaba que estaba obsoleta», recordó. Sin embargo, hay una destrucción masiva de empleos sin que los gobiernos hagan mucho mientras se otorgan prebendas a las grandes empresas, matizó.
Por otra parte, la ciencia ha sido reivindicada y es puesta sobre la mesa nuevamente la posibilidad de una ciencia no instrumental referente de políticas publicas.
Solidaridad y responsabilidad
«La única certeza es la incertidumbre», sentenció Elizabeth Jelin, socióloga e investigadora social argentina, que trabaja temas como derechos humanos, ciudadanía, género, familia y movimientos sociales, al tiempo que planteó el desafío de pensar qué es vivir en incertidumbre. En ese sentido quiso plantear dos conceptos clásicos de la teoría social: el de solidaridad planteado por Durkheim, y el de responsabilidad desarrollado por Weber. «Son conceptos que entran en este momento de manera muy importante en nuestra vida como académicos y como ciudadanos», opinó. Para la investigadora es necesario preguntarse cuáles son las bases de la solidaridad y de la doble noción de responsabilidad, entendida como cumplir con las obligaciones asumidas y como noción orientada al futuro es decir, «medir las consecuencias de lo que hago». Además, dijo que la realidad convoca a pensar «las nuevas maneras en que tenemos que elaborar los vínculos sociales».
Jelin entiende que se requiere sumar a estas dos nociones nuevos elementos como las emociones y los afectos. Explicó que ha habido un desarrollo importante sobre el lugar de estos dos últimos factores «y no solamente de las racionalidades instrumentales o de las acciones de acuerdo a valores, para usar lenguaje clásico». La necesidad de combinar solidaridad, responsabilidad, emoción y afecto en los análisis es «el desafío que esta crisis nos está trayendo».
Por otra parte, se preguntó si los abordajes deben ser desde el plano interpersonal o a escala global. «Boaventura De Sousa nos habló mucho de un nivel macro, global, de un mundo que es uno solo. Esta pandemia nos muestra, nuevamente, cuán mundo es el mundo. Pero al mismo tiempo vivimos en un mundo de las relaciones micro, de los micros confinamientos, de los estados municipales, etc. El desafío es mirar [tomando en cuenta] escalas entrelazadas».
Por último, la socióloga, puso sobre la mesa el cuestionamiento que hace desde hace décadas el feminismo al «pensamiento binario de lo privado y lo público». «Esta pandemia, esta vida cotidiana, pero también la política internacional nos muestra cuan fuerte es esta crítica al binarismo público-privado cuando en política sanitaria internacional lo más importante es aprender a lavarse las manos», ejemplificó.
El discurso de la pandemia
Mina Lorena Navarro, doctora en Sociología e investigadora de la Universidad Autónoma de Puebla, México, quiso comenzar su análisis desde lo que, entiende, es una noción común a todos: la saturación de información y opinión sobre el COVID-19. A su entender las ciencias sociales deben «desmenuzar» cuales son las «lecturas» en términos de diagnósticos que se están volviendo dominantes y que están justificando las distintas gestiones políticas de la pandemia y marcando las rutas de salida.
Si se analizan las narrativas difundidas por los medios de comunicación más importantes, hay una tendencia a «oscurecer las causas», a poner el foco solo en los efectos de la enfermedad, a la vez que se entiende a la situación actual, «a todo esto que estamos enfrentando», como una mera crisis sanitaria que pone en riesgo la salud humana. Este abordaje de los medios invisibiliza, a su modo de ver, los regímenes de relaciones sociales, económicos, ecológicos y bioéticos que hay detrás de esta vida en crisis. Dijo, además, que hay una correlación entre la emergencia de las enfermedades zoonóticas y la economía política del capital «que explota violentamente las naturalezas humanas y no humanas».
Para Navarro se hace imprescindible, entonces, que la teoría social busque develar las apariencias que oscurecen la realidad y romper con estos discursos dominantes, y recuperar «la conciencia de la interdependencia».
La actividad «Significaciones en disputa sobre la crisis. Aportes desde la teoría social» fue moderada por Anabel Rieiro, docente de FCS, y coorganizada con CLACSO.